Lo que tienes que saber de mí.

No soy Contador, y soy medio lento.

Nunca he sido muy brillante.

Es más, te confieso y para que te des una idea.

De entre todos los hermanos, soy el que nunca estuvo en cuadro de honor.

Ya sabes, sí en la escolta, pero cuadro de honor, nunca.

Lo mío, era otra cosa, observar la dinámica del mundo, y buscar lo sencillo.

Algunos dirían que la vagancia.

Pero antes de juzgarme deja que te cuente.

Nunca me ha hecho sentido lo complejo.

Por ejemplo: realizar unas diapositivas complicadas con explicaciones a detalle de cosas que nadie iba a recordar, para dar una exposición a universitarios que solo querían irse al bar o a sus casas, me parecía enrevesado.

Sobre todo, si con una cartulina y dos puntos centrales se podía explicar.

Inclusive para las excusas, nunca he sido bueno mintiendo, detesto tener que complicarme con historias que luego debo recordar para justificarme y mantener la coherencia para que no me descubran.

Recuerdo que en una ocasión me escape con unos compañeros de la escuela.

Más tarde, nos descubrieron, y hablaron a nuestras casas para avisar lo ocurrido.

Así que cuando regresaba feliz y contento de un día de no escuela, en casa ya lo sabían.

Intentando, no sé si medirme, me preguntaron que como había ido mi día.

Mi respuesta simplemente fue; ya saben ustedes cómo fue.

Apuntar a lo evidente.

Bien,

Pues como imaginarás, tocó castigo y regaños, tanto en la escuela como en casa, y solo eso.

Y ahí descubrí que prefiero cantar derecho.

Lo sencillo.

¿Te imaginas que hubiera ocurrido si me invento una historia de extraterrestres y secuestros?

¿Qué hubiera resultado?

Pues eso.

A más sencillo y transparente, mejor.

Por esto mismo, las complicaciones innecesarias, las aborrezco.

Todo lo que sea simplificar, automatizar y volver más eficiente lo que se hace, lo uso.

¿Por qué soy muy listo?

No.

Porque es lo sencillo.

Mira.

Implementar procesos absurdos para que parezca que sé de lo que hablo y que más tarde me pongan el pie en la operación, me parece estúpido.

Y porque jugar a ser listo cuando no se es, solo trae problemas.

Tampoco tiene sentido complicarse cuando la cosa es tan sencilla.

Si quieres conocerme más, contactar conmigo o que te cuente mis atajos para hacer sencilla la nómina, suscríbete aquí abajo.